El jueves 23 de junio cerré la gira de firmas que comenzamos allá por el lejano mes de diciembre: Valladolid, Gijón, Oviedo (dos veces), Valladolid, Alicante, Valencia, Salamanca, San Sebastián de los Reyes, Vigo, Logroño, Cáceres, Barcelona, Almería, Granada, Torredonjimeno, Sevilla (dos veces), Córdoba, Zaragoza, Madrid (cuatro veces), Vitoria, Bilbao y Pamplona. Es para no creérselo. Hace menos de dos años nadie sabía que existía, quien era yo, y publicar un libro era una quimera. Y unos meses más tarde he recorrido toda España firmando cientos de libros y recibiendo el cariño y el apoyo de los seguidores de las novelas. Es un sueño.
21 Junio: Vitoria.
Tengo que reconocer que antes de este viaje no las tenías todas conmigo. Estaba cansado de los miles de kilómetros que llevo hechos este año y lo que me apetecía era parar y centrarme en el nuevo libro. Así que cuando el martes me desperté a las seis de la mañana, recién llegado de otro viaje de varios días, lo que menos me apetecía era pasar otros tres días fuera de casa sin parar de un lado para otro.
Sin embargo, en cuanto llegué a Vitoria todo se me pasó y de nuevo afronté la experiencia con la mayor de las sonrisas.
No conocía ninguna de las ciudades a las que iba a ir en esta visita por el Norte. Y tengo que decir que las tres me encantaron. Además, la gente es muy noble, muy natural y nos trató de forma espectacular.
Le tengo que dar las gracias en primer lugar a la editorial Everest por darme esta oportunidad. No solo por estos últimos días, sino por haber apostado por mí durante estos meses. Después, a Nuria, que me ha acompañado en esta aventura y tan bien se ha portado conmigo. Y finalmente, a los comerciales y delegados de cada zona. En esta ocasión, me permito particularizar en los tres que me han hecho la vida tan fácil en estos tres días: Aitor, José Ángel y Fernando. Tres personas sensacionales y con quienes lo he pasado fenomenal. Ha sido todo mejor gracia a ellos.
A Vitoria llegamos con prisas como siempre. Y después de una entrevista por teléfono para la COPE en el tren, cuando llegamos a la ciudad nos fuimos volando a los estudios de Onda Cero. Entrevista muy entretenida con Maider y para la librería Elkar, donde la tele local y el Diario de Noticias esperaban.
Esto de los medios de comunicación... soy licenciado en periodismo y suponía hace unos años que yo estaría en el otro lado. Sin embargo, me he acostumbrado bien a las entrevistas, las fotos... no es sencillo para alguien introvertido como yo. Pero comprendo que es parte del “trabajo” que ahora hago y lo intento llevar con la mayor naturalidad posible.
Tras una ligera comida con Aitor y Nuria, a base de ensaladas, revueltos y verduras, me quedé un rato haciendo cosas con el PC. Tenía material atrasado y necesitaba organizarme un poco. Aproveché el WIFI del lugar en el que comimos, mientras Nuria daba un paseo por la ciudad y Aitor solucionaba unos asuntos de trabajo.
Y a las 18.00 firma en Elkar.
Es sorprendente toda la gente que sigue yendo a las presentaciones. Incluidas tres madres, que en esta oportunidad, suplieron a sus hijas que estaban de viaje de fin de curso a Salou. A las chicas vitorianas les costó preguntar, pero luego en la firma fueron de las más simpáticas de todas las que han venido a las firmas. Hasta me llevé alguna idea para Cállame con un beso de un grupito de cuatro jovencitas a las que estoy muy agradecido. Gracias a todas!!!
Y no solo asistieron adolescentes, como se suele pensar. A las firmas cada vez vienen más universitarias!!
Fue un gran día.
Nada más terminar, cerca de las 20.30, nos esperaba José Ángel, que en coche nos llevó hasta Bilbao. Aunque antes... cenamos.
¡Madre mía lo que cenamos!
Aún estoy lleno de todo lo que comimos en un restaurante en el monte desde donde se ve toda la ciudad. Aquella chuleta gigantesca y aquel codillo... uff. Sudores cada vez que pienso en ellos.
Menos mal que el Hotel estaba cerca y pronto nos fuimos a descansar.
22 de junio: Bilbao.
Tras pasar calor en Vitoria, más de treinta grados, el miércoles despertamos con menos de veinte y una lluvia tímida que agradecí sobre manera. Qué alegría de clima.
Nuria y yo desayunamos en el hotel donde después nos recogió Fernando, otro de los comerciales de la casa. Un gran tipo con el que disfruté muchísimo.
Los tres dimos un paseo por Bilbao hasta llegar a la librería Elkar. Allí más entrevistas, de Radio Euskadi, Gara, EFE... y conocí a Chantal, nuestra embajadora CPP en Vizcaya. Una chica majísima, que además, le encanta el deporte. Especialmente, el tenis y el básket. Los dos somos Nadalistas, aunque ella en grado máximo.
Sobre las dos, comimos en un restaurante italo-asiático. A mí la comida japonesa no me gusta, así que me decidí por unos canelones, que estaban bastante ricos. Desde que me intoxiqué con unas ostras hace unos años, no tolero nada que sabe un poco a mar.
Luego, cogimos el coche de Fernando y subimos hasta uno de los montes que rodea Bilbao para ver la ciudad desde arriba. Me entusiasmó la ciudad, que esperaba más grande y menos moderna. Es pequeña comparada con otras grandes capitales españolas, pero tiene un encanto especial. Volveré, sin duda.
A las 18.00 teníamos programada la presentación en la librería. Llegamos un poquito antes. Y mientras las chicas iban apareciendo y llenando las sillas, Chantal y yo nos quedamos un rato hablando de libros. Ha leído muchísimo. Y la envidio. Me encantaría tener tiempo para leer, pero ahora mismo es imposible. Cuando tenga un año tranquilo me dedicaré de nuevo a devorar novelas. Las de Laura Gallego serán las primeras. Tengo curiosidad. Apenas he leído libros juveniles, pero creo que va siendo hora de que me ponga al día, ya que me he metido en este mundo.
La charla con los chicos de Bilbao fue más movida que la de Vitoria, en especial, por un grupito de niñas de once años que estuvieron divertidísimas. Además, había unos chicos amigos de ellas, de la misma edad, que alborotaron un poco la sala.
A las 20.15 nos metieron prisa en la librería para que termináramos, que tenían que cerrar. Y fin a una nueva firma. La trigésimo no sé cuantos.
Nos despedimos de Chantal, después de hacernos unas fotitos y al hotel a descansar, no sin antes cenar un pincho de tortilla en un bar del centro.
Bilbao quedará dentro de mi cabeza como uno de los mejores lugares en los que he estado este año.
23 de junio: Pamplona
Jueves. Último día de la gira CPP. Y mirando atrás, parece que Valladolid, en diciembre, recién salido “¿Sabes que te quiero?” está a años luz. Y no, solo hace seis meses. Pero han pasado tantas cosas...
Nos levantamos tempranito. Desayunamos en el hotel, por cierto genial el nuevo Sercohotel de Bilbao, y en autobús para Pamplona.
Era raro que no pasara nada en este viaje. Demasiado tranquilo. Y de repente, me doy cuenta de que no llevo el carnet de identidad en la cartera. Falsa alarma. Abrí la maleta en medio de la estación de autobuses y en el bolsillo del pantalón que me puse dos días antes, allí estaba. Susto, nada más.
En Pamplona nos esperaba Aitor, que no había dormido mucho porque su hija de un mes, no le había dejado. Aprendí mucho de bebés en la conversación que él y Nuria mantuvieron mientras tomábamos un café en un local cercano a nuestro hotel en tierras navarras. Ya me tocará a mí algún día...
A las 13.30 habíamos quedado con Andrea, la embajadora CPP de Pamplona. Así que teníamos tiempo aún de pasear por la ciudad. Me enseñaron las calles por las que corren los toros en San Fermín. Incluso, entramos en la librería La casa del Libro y Carmelo, un tipo extraordinario, autor de Everest también, me regaló su libro sobre una de las fiestas más populares del país. No voy a engañar a nadie, no soy taurino y los San Fermines no los sigo. Pero este hombre me transmitió un buen rollo tan grande que lo acepté encantado. Hasta me hice una foto con él y le dediqué un marcapáginas para sus sobrina que es una gran seguidora de “Canciones para Paula”. Le regalaré el libro a mi padre, que sí que le encantan estos temas.
Con Andrea y Marta, su amiga que la acompañó, nos reunimos en el Gaucho, el restaurante de otro autor de Everest, que también me regaló dos libros dedicados. La verdad es que todo el mundo me trató fenomenal en Pamplona. Nos comimos unos pinchos riquísimos, especialmente el de roquefort, y nos tomamos un mosto (bueno, yo no. Yo agua, como siempre).
No estuvimos mucho tiempo en el Gaucho porque teníamos mesa reservada en Niza, un restaurante moderno donde comimos genial. Allí los cinco pasamos un rato muy agradable y me dio tiempo a conocer un poco más a Andrea, una chica extraordinaria y a su amiga Marta, que hizo de coembajadora. Gracias por todo, chicas.
Después de comer, caminata por Pamplona, mira que andamos en cada ciudad que visitamos, y al Corte Inglés donde teníamos la presentación. Nos fuimos con una hora y pico de antelación ya que Nuria había cerrado dos entrevistas.
Paula, del Diario de Noticias de Navarra, y Silvia, del Diario de Navarra, me entrevistaron. Al día siguiente, ambos medios sacaron una página cada uno con la noticia de la presentación de ¿Sabes que te quiero? en Pamplona. Siempre es bueno para nosotros salir en la prensa o en la radio. Esta vez, además, acudió la tele, Popular TV, que nos hizo unas preguntas a Andrea y a mí antes de empezar.
Cinco minutos antes de comenzar, solo había diez personas en la sala que nos había habilitado el Corte Inglés y tuve un poquito de miedo de que en la última firma de la gira no hubiera mucha gente. Sin embargo, poco a poco fueron llegando y Pamplona se convirtió en el lugar del Norte donde más seguidoras acudieron. Soy feliz con que solo una persona se acerque a nuestras firmas, pero ver las salas llenas, da un plus de motivación y de imagen.
A las 20.30 terminamos.
Era el final de la gira CPP.
Y con él un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Felicidad por el trabajo bien hecho, tristeza por poner el cierre a una experiencia tan increíble, ansiedad porque ahora me toca escribir sin parar... muchas cosas.
Nos despedimos de Andrea, Marta y Aitor, y Nuria y yo nos fuimos al hotel. Como no tenían servicio de habitaciones, decidimos irnos a cenar a la calle. Subimos un momento a la habitación y mientras la esperaba vi por la puerta de cristal del hotel como pasaban cuatro de las chicas que habían ido a la presentación. Las saludé, hablamos y terminamos los seis cenando en un Pans de la ciudad. Fue un rato muy divertido con Nerea, Andrea, Amaya y Adriana.
A las 22.45 llegamos de nuevo al hotel y a dormir.
Antes me despedí de Nuria ya que cogíamos trenes diferentes a la vuelta y ya no nos volveremos a ver en el verano. Se ha portado genial conmigo y espero que la promoción de Cállame con un beso sea tan genial como ésta.
Y así transcurrió el final de la gira de firmas.
Estoy cansado aún. Son muchos viajes, muchas horas de tren, avión, esperas, entrevistas, firmas... ser el centro de atención desgasta, sobre todo para alguien introvertido y tímido como yo. Pero lo llevo lo mejor posible y con la mejor de las sonrisas. Espero haber estado a la altura.
Ahora empieza una nueva etapa: dos meses en los que me dedicaré en cuerpo, alma y pensamiento casi en exclusividad a Cállame con un beso. Será duro. Una agonía dulce. Pero merecerá la pena. Seguro que sí.
Hasta la próxima!
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