Mi sábado fue una locura. Después de regresar de Coruña a Madrid, me desperté a las 4.20 de la madrugada, tenía partido con mis chavales. Ganamos 5-3 y desde el pabellón cogí un taxi hacia el aeropuerto. A las 16.20 tenía un vuelo a Santander. Antes comí algo en un McDonald de la Terminal 4, mientras esperaba la llegada de Nuria. Estaba cansado, tanto que me dormí en el avión. Nunca me duermo ni en aviones, ni trenes... pero es que mi cuerpo no daba más de sí. De todas maneras, apenas fueron quince minutos.
A la hora indicada, esta vez sí, aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Santander. Allí nos recogió Fernando, el comercial de aquella zona. Es un gran tipo este Fernando al que ya conocía de la gira anterior.
Y a toda prisa para la librería Estudio, donde a las 18.30 comenzaba el evento. Cuando llegué, cuarenta y cinco minutos antes, ya había chicas haciendo cola para la firma. En esta ocasión no hicimos presentación. Pero fue igual de divertido o más. Me sentaron delante de un escaparate, aunque yo estaba de espaldas, y la gente se paraba para mirar qué estaba pasando allí. Nunca me había sentido tan observado. De vez en cuando me giraba y saluda a los curiosos y ellos me respondían con otro saludo y una sonrisa.
Todo el tiempo me acompañó Rebeca, que no Raquel como la llamaba Nuria, nuestra embajadora CPP en Santander. Su caso es curioso. Se presentó sin haber leído los libros porque nadie se presentaba como embajadora en su ciudad. A ella le encanta leer y no comprendía como podía pasar algo así. Y aprovechó su oportunidad. Disfrutó mucho de la experiencia que es vivir una firma desde dentro y espero que se sintiera cómoda en todo momento. Te doy las gracias y seguro que nos volvemos a ver.
Siendo sincero, tenía dudas de la cantidad de gente que vendría a la firma. Sin embargo, todas esas dudas se acabaron pronto. Estuvimos más de dos horas y media firmando. Eso sí, me tomé mi tiempo con cada una de las chicas para hablar con ellas, firmarles, hacerme fotos... creo que es mejor así. Siento si la espera a algún padre sobre todo les pareció pesada. Pero después de pasar dos horas en una fila o venir desde lejos como alguna chica me dijo, “despachar” a cada persona en medio minuto, no me parece correcto. Intento ser lo más cercano posible, estar con la sonrisa permanente, bromear... a veces estando bien y otras no tanto. Pero los seguidores son lo más importante y creo que ellos se merecen que el trato por parte nuestra sea el mejor posible. Por eso, no es llegar, firmar y adiós.
Le doy las gracias a cada uno de los que vinisteis. Me lo pasé genial y fue todo muy divertido. Hasta hubo un grupo que cantó el “Grita que me quieres”. Conocí en persona a Marta, María, Anjana, Arrate... con las que mantenía contacto habitual en las redes sociales y a muchas chicas más que fueron simpatiquísimas conmigo. Como siempre, os digo, aunque no os nombre a todas, cosa imposible, os agradezco una por una el cariño que me disteis.
Fue una de las mejores firmas que he tenido hasta ahora.
Gracias también a la librería Estudio y a Fernando, una de las personas que la llevan y a todo su personal . El trato fue excelente. Contad conmigo para lo que necesitéis.
Terminamos tarde y nos marchamos a cenar a un restaurante cercano con Rebeca. Un sándwich y para el hotel. Me quedé dormido enseguida.
Al día siguiente, nuevo madrugón y avión para Madrid. En seis días esperaba otra firma... Murcia. Pero ya os contaré en otra ocasión lo que sucedió allí.
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