Situación actual

Hace trece días que decidí encerrarme en casa. Veía venir esta situación porque me lo contaban desde Italia. Solo he salido un día a firmar libros a Planeta, dos días al supermercado y otro a una tiendecita cerca de donde vivo a comprar agua y mermelada. Me han pospuesto el lanzamiento del nuevo libro y 33 firmas, he cancelado un viaje a Hamburgo, la Semana Santa en Sevilla y posiblemente tenga que anular las vacaciones de verano en Canadá. He creado cuatro grupos de lectura para intentar animar a los lectores y uno de mis libros se puede descargar gratuitamente. El virus ya ha llegado a gente que conozco y eso me hace sentir más vulnerable. Toso, pero es por haber vivido en el centro de Madrid bastante tiempo. Me tomo la temperatura tres veces al día. Llamo a mis padres cada día y ya solo hablamos del Coronavirus. Me preocupa que les pase algo. No sé cuándo podré ir a verlos. Estoy enfadado con los que permitieron las manifestaciones, los mítines o los eventos deportivos el fin de semana en el que yo ya estaba aislado. Si yo sabía lo que iba a pasar, imagino que los de arriba también tendrían una idea. Me aterra la situación económica que nos espera, pero ahora solo pienso en la salud de todos, sobre todo, egoístamente, de los míos. Me cabreo cuando salgo a tirar la basura y veo a la gente de paseo como si no pasara nada. Me pongo triste cuando algún lector me dice que su padre o su madre están afectados. Salgo todos los días a aplaudir a los sanitarios que lo están dando todo por la gente. Admiro a los que aún están trabajando de cara al público y no soporto a los empresarios que están obligando a ir a sus empleados a la oficina. No tenemos mascarillas. Me lavo las manos unas diez veces al día y cada vez que llega un paquete con libros. Me he dejado barba, aunque pronto me la quitaré. Es horrible. Echo de menos el deporte en televisión y salir con Ester al cine o a dar una vuelta con el coche. Me han hecho spoiler de Elite y ya sé qué pasa al final, aunque voy por el capítulo cuatro de la tercera temporada. Creo que he engordado un par de kilos o tres. Como lo mismo de siempre, pero me muevo mucho menos. No me importa.
Esto va para largo, lo sé. Soy poco optimista, más bien realista. De dos a cuatro meses, dicen. Acabo de ver a una urraca andar por el jardín de casa. Para ella es un día más, un día normal.
Seguiremos informando.